viernes, 16 de diciembre de 2011

Nieve y hielo muy, muy (pero que muy) de cerca

Una de las investigaciones que se llevan a cabo en el Centro de Investigación Agrícola de Beltsville (BARC) es el estudio de la nieve y el hielo, utilizando un microscopio electrónico de baja temperatura.

Recogiendo muestras.
Como parte de este estudio los trabajadores del centro se desplazan a recoger muestras de nieve y hielo a distintos lugares del país. Para ello se sirven de unos discos de cobre a temperatura ambiente recubiertos por una solución de celulosa sobre la que delicadamente depositan copos de nieve recién caída o muestras tomadas en pozos de hielo. La muestra se introduce inmediatamente en un recipiente donde se enfría con nitrógeno líquido hasta los -196º C. A continuación se traslada con gran cuidado por avión hasta el laboratorio, donde se calentará hasta los -170º C  para ser estudiada en el microscopio electrónico. La información sobre el agua contenida en la nieve invernal es de gran importancia a la hora de determinar las reservas de agua, así como para prevenir inundaciones.

Pero a parte de su interés científico, las imágenes obtenidas por el microscopio son también de una gran belleza, desvelándonos mundos misteriosos y mágicos, que a mí personalmente me evocan paisajes imaginados leyendo a Lovecraft.

A continuación os dejo algunos de mis favoritos. El resto podéis verlo en la web del BARC o descargarlos en alta resolución en su FTP. Son todas imágenes de microscopio electrónico. Si queréis ver también imágenes de microscopio óptico podéis echarle un vistazo a esta entrada de Singenio Blog (que descubrí en Divoblogger mientras preparaba esto), donde también aparece una amena explicación de cómo ser forman los cristales de nieve junto con su clasificación.

Empezamos con una imagen de lo que tenemos asociado como un cristal de nieve:

Placa hexagonal con dentritas.
Aunque no es la única forma posible, también pueden darse otras dependiendo de las condiciones de temperatura y humedad, siendo la más llamativa para mí las columnas:

Columna


Agujas

Placa

Copo de nieve derritiéndose
Aunque a mí lo que más fascinante me resulta son las imágenes de lo que podríamos denominar paisajes helados. En su mayoría son imágenes de microscopio de muestras tomadas en pozos de hielo en distintos lugares de EEUU. (Los pies de foto son añadidos míos).

He visto (...) naves en llamas más allá de Orión. Blade Runner.

Las ruinas de R'lyeh.

"...una fabulosa ciudad ciclópea de espiras y monolitos y confusa geometría parecía extenderse interminablemente ante él". Steven Paulson, A la luz de la lámpara.

¡Dios mío, está lleno de estrellas! 2010, Odisea dos.

Una flor de hielo y fuego.

"La noche es oscura y llena de horrores". George R. R. Martin, Canción de hielo y fuego.

"Recordó el fulgor de arremolinados cristales de hielo entre las ruinas de las colinas bajas, cerca de las Tumbas de Tiempo, y el acerado destello del árbol de cuernos metálicos del Alcaudón". Dan Simmons, Hyperion.

Asombroso como algo inorgánico puede recordar tan fuertemente a estructuras vivas, en este caso un coral o un helecho.

Y, para terminar, una curiosidad. Dentro de sus investigaciones, en el BARC se han intentado replicar en sus instalaciones el hielo marciano. La hipótesis es debe estar formado por cristales de dióxido de carbono mezclado con agua, situación que han reproducido obteniendo la imagen inferior:

"Los marcianos sabían como unir el arte y la vida, el arte siempre fue algo extraño entre nosotros. Lo guardamos en el cuarto del loco de la familia o lo tomamos en dosis dominicales, tal vez mezclado con religión”. Ray Bradbury, Crónicas marcianas.


2 comentarios:

  1. Qué entrada tannn bonita. Siempre me han gustado los cristales de nieve, y verdaderamente he disfrutado y aprendido una barbaridad.
    Uno de mis recuerdos más gratos, que siempre me aparece en estas fechas cuando veo todas las representaciones de cristales en los motivos navideños, es el siguiente. Estaba yo en medio de una gran nevada, con unos copos de nieve enormes, de uno, dos y hasta tres cm de diámetro, bajaban flotando como plumitas y se posaban en mis manos suavemente. En ellos, por primera vez, podía contemplar los ejes y la simetría a mi antojo, y lo más increíble era que cristalizaban aumentando su tamaño y después desaparecían ante mí, demasiado rápidamente la verdad. Pero había tantos... Me sentí única, privilegiada de poder comtemplar aquél espectáculo mágico.
    Gracias malapata

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  2. ¡Impresionante! Preciosas fotografías, y me encantan las citas al pie de las mismas.
    También me ha gustado mucho la anécdota que cuenta Marta, realmente las nevadas copiosas son preciosas.

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