domingo, 9 de marzo de 2014

El sol, la luna y los lobos del cielo

Como os comenté en mi última entrada he querido aprovechar la explicación sobre qué dioses hay detrás de los nombres de los días en inglés para iniciar una serie contando algunas de sus leyendas. Esta primera entrega está dedicada a dos hermanos que, aunque no son propiamente dioses, están identificados con el sol y la luna, los astros que acabaron dando nombre al Sunday y al Mo(o)nday.


Los primeros días


Cuando los dioses crearon Midgard, el que habría de ser hogar de los hombres, este se hallaba sumido en la oscuridad. Para remediarlo sembraron la bóveda celeste de chispas tomadas del mundo de fuego de Muspellsheim.

No se trata del Muspellsheim sino del volcán del Nyiragongo, pero da bastante el pego.

Pero para las dos chispas más brillantes tenían planeado otro destino: habrían de recorrer el cielo sobre grandes carros llevando la luz a su paso. A la mayor la llamaron Sol. Su brillo y el calor que desprendía era tan fuerte que hubieron de crear un gran escudo para evitar que consumiese a los caballos encargados de tirar del carro (aunque la leyenda no dice nada al respecto, uno sólo puede desear que la idea se les ocurriera antes del primer intento). Esto no fue necesario para la segunda chispa, bautizada Mani, cuyo brillo era más suave.

Una vez terminados los carros y aparejados los caballos, sólo faltaba encontrar quien se encargara de conducirlos a través del firmamento. No parece que ninguno de los dioses estuviera dispuesto a ocuparse de una tarea que, reconozcámoslo, no dejaba de ser un poco monótona, y que además no dejaba ninguna opción de tomarse días libres. Así que empezaron a buscar quien pudiera hacerse cargo del trabajo.


Sucedió que el gigante Mundilfari tenía dos hijos que consideraba que superaban en belleza a cualquier otra criatura viva. Al ver resplandecer a los nuevos astros decidió ponerles sus nombres, llamando Sol a su hija y Mani a su hermano. A los dioses esto no les hizo nada de gracia, considerándolo una muestra de orgullo excesivo. Y si algo comparten los dioses de esta y otras mitologías es lo mal que llevan las muestras de orgullo (por cualquiera que no sea uno de ellos, claro).

Así que, aprovechando que el Ifing pasa por Asgard (un dicho muy común que acabó cayendo en desuso), los dioses decidieron que había que castigar al gigante, y que la mejor forma de hacerlo era uniendo de por vida el destino de los jóvenes a los de los astros que les habían dado nombre. Los carros habían encontrado a sus conductores.

Sol y Mani enseguida se mostraron como una excelente elección, llevando a cabo su tarea con habilidad y diligencia. Sin embargo son numerosos los enemigos de los dioses y entre ellos hay quien desea que la oscuridad vuelva a reinar en el mundo. Al poco tiempo aparecieron de la nada dos gigantescos lobos, llamados Sköll (repulsión) y Hati (odio), obsesionados con el brillo de los astros y cuyo único objetivo era devorarlos. Desde entonces nada más surgir Sol o Mani los gigantescos lobos empiezan una feroz persecución que no cesa hasta que vuelven a ocultarse.

Es por esto que cada vez que había un eclipse los vikingos salían de sus casas gritando y levantando el mayor escándalo posible para asustar a los lobos y permitir que Sol escapase.

Los lobos persiguiendo a Sol y Mani, por John Charles Dollman.


Los últimos días


Está escrito que llegará el día en que los hombres se dejen seducir por la maldad y se vuelvan unos contra otros, cubriendo el mundo de mentiras y odio. Sol y Mani serán testigos desde el cielo de la caída de los hombres en la iniquidad y su corazón se llenará de tristeza; su camino se volverá irregular y las lágrimas empañarán su brillo. Empezará así el Filbum Winter, el largo invierno, que habrá de durar tres años en los que los gigantes de hielo arrojarán incesantes tormentas sobre la tierra, acabando con las cosechas y haciendo que los hombres se vuelvan unos contra otros en una terrible lucha por la supervivencia.

Mientras, en lo más profundo del Bosque de Hierro, la gigante Angrboda alimentará a los grandes lobos Sköll y Hati con el tuétano de los huesos de asesinos y adúlteros. Y será tan grande el ansia por probar la carne que despertará en ellos que al fin alcanzarán a Sol y Mani, los devorarán y su sangre llenará el firmamento. Y cuando la sangre llegue a la tierra se desatarán grandes temblores, liberando lo que una vez estuvo atado, y Loki y su progenie romperán sus cadenas para ponerse al frente de gigantes y demás criaturas malignas para enfrentarse a los dioses en el Ragnarok, la gran confrontación que pondrá fin al mundo tal y como lo conocemos.

Johannes gehrts ragnarok mindre
Escena del Ragnarok por Johannes Gehrts. En primer plano Odín se enfrenta al lobo Fenrir. Tras ellos Thor lucha contra la gigantesca serpiente Jörmungand. Todos ellos aparecerán por aquí en futuras entradas.

 

Fuentes

Aparte de las habituales visitas a las páginas correspondientes de Wikipedia (la inglesa, principalmente), mi fuente principal sobre los mitos nórdicos proviene de dos libros que están en dominio público (en inglés):

 

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