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miércoles, 2 de diciembre de 2009

El mundo es ancho y ajeno

En el capítulo XL, de la Vida nueva, Dante refiere que al recorrer las calles de Florencia vio unos peregrinos y pensó con algún asombro que ninguno de ellos había oído hablar de Beatriz Portinari, que tanto preocupaba su pensamiento.

B. Suárez Lynch,
Estudios dantescos (Buenos Aires, 1891).

Extraído de Cuentos breves y extraordinarios, seleccionados por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El problema de los niños

Hoy os traigo un extracto de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Esta novela tiene para mí una significación especial, ya que fue el primer libro que leí que no entraba en la categoría de literatura juvenil, y supuso un abrir los ojos a que había no sólo otras historias sino también otras formas de contarlas.

...andaba tan aturdido con aquella restauración febril, tan absorto en su empeño y tan desentendido de otros asuntos menores del estado que se dio de bruces contra la realidad cuando un edecán distraído le comentó por error el problema de los niños y él preguntó desde las nebulosas que cuáles niños, los niños mi general, pero cuáles carajo, porque hasta entonces le habían ocultado que el ejército mantenía bajo custodia secreta a los niños que sacaban los números de la lotería por temor de que contaran por qué ganaba siempre el billete presidencial, a los padres que reclamaban les contestaron que no era cierto mientras concebían una respuesta mejor, les decían que eran infundios de apátridas, calumnias de la oposición; y a los que se amotinaron frente a un cuartel los rechazaron con cargas de mortero y hubo una matanza pública que también le habíamos ocultado para no molestarlo mi general, pues la verdad es que los niños estaban encerrados en las bóvedas de la fortaleza del puerto, en las mejores condiciones, con un ánimo excelente y muy buena salud, pero la vaina es que ahora no sabemos qué hacer con ellos mi general, y eran como dos mil.

sábado, 26 de septiembre de 2009

De tornillos y tuercas

De la escena final de Amo tu cama rica (1992), de Emilio Martínez Lázaro (si no la habéis visto, mejor id a buscadla y no seguid leyendo):

SARA: Voy a contarte una historia, una historia de amor. En el siglo XVIII las tuercas y los tornillos se fabricaban a mano. Era una tarea muy lenta y laboriosa, de manera que se hacían por separado. El que la rosca de una tuerca se acomodara a la de un tornillo era cuestión de suerte más que otra cosa. Una vez fabricada una tuerca tenía que probarse con todos los tornillos, y como puedes suponer no era fácil. Las roscas no tenían ninguna precisión y se resistían a encajar la una con la otra. Había que intentarlo una y otra vez hasta dar con el tornillo que perteneciera a la tuerca y que formara su pareja para siempre. Más o menos esta es nuestra historia.

PEDRO: Siempre pensé que te faltaba un tornillo, pero no de esa clase.

SARA: No me gusta la gente que se empeña en algo que no está hecho a su medida.

PEDRO: Uy, uy, uy, no te pases de rosca. El único problema es que no sé si podré ser tu tornillo; ya sabes que tengo muchos defectos de fabricación.

SARA: Anda, bésame.


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sábado, 19 de septiembre de 2009

Borrador

"...por desgracia, la vida la hacemos siempre en borrador. Un escritor puede rehacer algo imperfecto o tirarlo a la basura. La vida, no: lo que se ha vivido no hay forma de arreglarlo, ni de limpiarlo, ni de tirarlo."
Ernesto Sábato en Sobre héroes y tumbas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

El problema de coger sitio en el tren

"Sebastián detestaba los trenes y se había levantado tempranísimo para encontrar su asiento reservado de segunda, para que nadie se le sentara en su sitio, y porque, maniático, él estaba seguro de que el conductor del tren lo odiaba y que para fastidiarlo partiría, sólo ese día, antes de lo establecido por el horario. Fue el primero en subir al tren. El primero en ubicar su asiento, en acomodar su equipaje. Como al cabo de tres minutos el vagón continuaba vacío, Sebastián se puso de pie y salió a comprobar que en ese tren no hubiese ningún otro vagón con el mismo número ni, ya de regreso a su coche, ningún otro asiento con su número. Esto último lo hizo corriendo, porque temía que ya alguien se hubierse sentado en su sitio y entonces tenía que tener tiempo para ir a buscar al hombre de la compañía, uno nunca sabe con quién tendrá que pelear, para que éste desalojara al usurpante. Desocupado. Su asiento continuaba desocupado y Sebastián lo insultó por no estar al lado de la ventana, por estar al centro y por eso de que ahora, como en el cine, nadie sabrá jamás en cuál de los dos brazos le tocaría apoyar el codo y eso podría ser causa de odios en el compartimento."

Fragmento de Antes de la cita con los Linares de Alberto Bryce Echenique.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Dudosa moralidad

ELLA: Soy de dudosa moralidad, ¿sabes?
ÉL: ¿A qué llamas tú una dudosa moralidad?
ELLA: A dudar de la moralidad de los demás.

Visto en Hiroshima mom amour, de Marguerite Duras.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Un párrafo que es una novela

"Cuando estaba trabajando en los Archivos Nacionales franceses (...). Había un párrafo en el que se contaba la historia de la mujer de un granjero alemán que fue encontrada en París, sin hablar nada de francés, que había conseguido colarse en un tren que devolvía a Francia a víctimas de campos de concentración. Y la razón es que estaba completamente enamorada de un prisionero francés que trabajó en su granja y con el que tuvo una historia y no podía vivir sin él. Lo siguió hasta París. La cantidad de preguntas que quedan abiertas por este único párrafo es enorme: ¿qué ocurrió con su marido? ¿Cómo mantuvo esa historia de amor ilegal bajo las leyes nazis? ¿Le encontró? ¿Estaba casado? Este párrafo es toda una novela."

Antony Beevor en una entrevista a El País

viernes, 21 de agosto de 2009

Con faldas y a lo loco

Estación de tren. EXT/DIA
Dos hombres disfrazados de mujer y cargados de maletas caminan por el andén. Por el altavoz se anuncia la salida del próximo tren con destino a Florida.

A uno de ellos se le tuerce el tacón del zapato.

Josephine/Tony Curtis. —¿Qué te pasa ahora?
Geraldin/Jack Lemmon. —¿Cómo pueden andar con estas cosas? ¿Cómo pueden guardar el equilibrio?
J. —Debe ser según la distribución del peso. ¡Vamos!
G. —Y esta ropa tan ligera...Deben de constiparse muy a menudo.
J. —Deja ya los comentarios, vamos a perder el tren.
G. —Me siento desnudo. Creo que todo el mundo me está mirando.
J. —¿Con esas piernas? Estás loco. Anda, vamos.

O, un poco más adelante en la misma película:

Daphne/Jack Lemmon: -Tengo algo que decirte. ¡Estoy comprometido!
Josephine/Tony Curtis: -¿Quién es la afortunada?
Daphne/Jack Lemmon: -Soy yo.

Los diálogos los he copiado de Miradas de Cine.

domingo, 16 de agosto de 2009

Instrucciones para una hecatombe

"Luego levantaron a la novilla de la tierra de anchos caminos, la sostuvieron y al punto la degolló Pisístrato, caudillo de guerreros. Después de que la oscura sangre le salió a chorros y el aliento abandonó sus huesos, la descuartizaron enseguida, le cortaron las piernas según el rito, las cubrieron con grasa por ambos lados, haciéndolo en dos capas y pusieron sobre ellas la carne cruda. Entonces el anciano las quemó sobre la leña y por encima vertió rojo vino mientras los jóvenes cerca de él sostenían en sus manos tenedores de cinco puntas.

Después que las piernas se habían consumido por completo y que habían gustado las entrañas cortaron el resto en pequeños trozos, lo ensartaron y lo asaron sosteniendo los puntiagudos tenedores en sus manos."

De la Odisea de Homero.

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