miércoles, 30 de septiembre de 2009

martes, 29 de septiembre de 2009

Lo fatal

No soy muy aficionado a la poesía, pero ésta siempre me ha tocado algo dentro.

Lo fatal, de Blas de Otero

Entre enfermedades y catástrofes
entre torres turbias y sangre entre los labios
así te veo así te encuentro
mi pequeña paloma desguarnecida
entre embarcaciones con los párpados entornados
entre nieve y relámpago
con tus brazos de muñeca y tus muslos de maleza
entre diputaciones y farmacias
irradiando besos de la frente
con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo
con tu vientre de hostia transparente
entre esquinas y anuncios depresivos
entre obispos
con tus rodillas de amapola pálida
así te encuentro y te reconozco
entre todas las catástrofes y escuelas
asiéndome el borde del alma con tus dedos de humo
acompañando mis desastres incorruptibles
paloma desguarnecida
juventud cabalgando entre las ramas
entre embarcaciones y muelles desolados
última juventud del mundo
telegrama planchado por la aurora
por los siglos de los siglos
así te veo así te encuentro
y pierdo cada noche caída entre alambradas
irradiando aviones en el radar de tu corazón
campana azul del cielo
desolación del atardecer
así cedes el paso a las muchedumbres
única como una estrella entre cristales
entre enfermedades y catástrofes
así te encuentro en mitad de la muerte
vestida de violeta y pájaro entrevisto
con tu distraído pie
descendiendo las gradas de mis versos.

En tres palabras

¡Klaatu barada nikto!
Y no hay nada más que añadir (o si no, que se lo digan a Gort).

lunes, 28 de septiembre de 2009

Despertando el interés

La siguiénte anécdota la escuché en el documental Si no tuviéramos la Luna (1999), de Discovery Channel. Antes una breve introducción: hasta ahora, la teoría más extendida sobre el origen de nuestro satélite es que se formó tras el impacto contra la Tierra de un planeta (Orfeo) de la mitad del tamaño del nuestro. La colisión proyectó a la órbita de la Tierra el material que acabó formando la Luna.

Jay Melosh, un científico especializado en impactos, quería probar la teoría Orfeo simulando el choque en un ordenador. Los mejores ordenadores y programas para modelar impactos los tiene el ejército. Gracias a un contacto interno, Jay Melosh logra acceder a uno de ellos:

"Éste era un ordenador de uso restringido, por lo que no tenía autorización para tocar el teclado. Mi colega me hacía las preguntas pertinentes sobre el problema. Y él, por ejemplo, me preguntó: "¿Cuál es el diámetro del objetivo?" Y yo le di el de la Tierra. Unas cuantas cabezas se asomaron a la puerta. "El objetivo es la Tierra". Después me preguntó el diámetro del proyectil y le di uno la mitad del de la Tierra. Unas pocas cabezas más se asomaron. Después la velocidad del impacto: "Once kilómetros por segundo". Por último se le dio prioridad a mis preguntas debido al entusiasmo que había despertado un choque de semejantes dimensiones."

domingo, 27 de septiembre de 2009

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