jueves, 8 de septiembre de 2011

Ovejas

Tras el parón veraniego vuelve Los jueves, corto con una programación a la carta. Después preguntaros en Facebook y Twitter a qué queríais que dedicásemos esta los primeros cortos del curso, la mayoría ha votado por Ovejas, frente a Bichos e Historias de amor. Así que, para darle mayor transcendencia a la votación, he decidido borrar de mis registros los cortos de las otras dos categorías, de manera que nunca llegaréis a saber cuáles hubieran sido los cortos de haber votado otra cosa (aunque quien dice nunca, dice en una semana o dos).

No ha sido una sorpresa que eligieseis las ovejas. Desde el pasado siglo estos simpáticos animales han sido la inspiración de los mejores cómicos o de algunos de los grandes directores de cine. Y, por supuesto, también han tenido su parte en el cortometraje de animación, del que hoy veremos cuatro ejemplos que, sin querer mezclar churras con merinas, van desde la ciencia-ficción a la autoayuda, pasado por la religión o el género de acción.

Así que sólo me queda deciros una cosa antes de que empiece el espectáculo: ¡¡¡BEEE!!!

Empezamos con Sheeped Away de Junaid Chundrigar (2011, 5'), la "historia de un granjero que sólo quiere estar con sus adoradas ovejas. Cuando un enorme OVNI entra en su vida para llevarse sus ovejas, ¿qué hará para protegerlas? Y, ¿podrá hacerlos sin despertar a sus monstruosa esposa?"


Vía Divoblogger, vía Amazings.es.

En segundo lugar tenemos Holy Sheep (2011, 2'), elaborado en su totalidad por Justin Farris como su tesis en el Ringling College of Art & Design, y que nos narra la historia de unas ovejas que se resiste a separarse de su pastor aunque sólo sea por un momento.

martes, 6 de septiembre de 2011

lunes, 5 de septiembre de 2011

Cass, la chica más guapa de la ciudad y los pequeños milagros de Internet

Cuando era niño tenía, como muchos otros de mi generación, una cinta casi perpetuamente colocada en mi radiocassette lista para empezar a grabar en cuanto sonase una canción que me gustara en la radio. Canciones grabadas casi siempre sin los primeros segundos, muchas veces con la voz del presentador del programa estorbando al principio o al final, que formaban una suerte de recopilatorios caseros en los cabía casi de todo y que eran una parte importante de mi colección.

Por aquella época escuchaba una emisora, de nombre Radio Aljarafe, que solía dar cabida a artistas y estilos que no eran los habituales de las radiofórmulas, así que en las cintas que grabé de sus programas había piezas que resultaban muy difícil de conseguir por otros medios. Al menos para mis magros bolsillos de adolescente en una época en que el CD empezaba a sustituir al vinilo trayendo como regalo un aumento de precios de casi el 100%.

Una de mis canciones favoritas de esa época, grabada por supuesto de la radio, era Cass, la chica más guapa de la ciudad, del grupo zaragozano Más birras, que tuvo su breve momento de (relativa) gloria a finales de los ochenta.

Pero, como tenía que pasar, la cinta acabó rompiéndose/perdiéndose, y con ella la posibilidad, parecía que para siempre, de volver a escuchar la que fue una de las canciones favoritas de mi adolescencia. Hasta que recientemente algo me hizo volver a recordarla. Hace unos años eso no hubiera servido para nada, pero ahora gracias a Internet bastó una pequeña búsqueda para volver a escuchar la historia de Cass, la chica más guapa de la ciudad y volver tener otra vez trece años por unos instantes.

Aquí la tenéis por si queréis escucharla conmigo.


sábado, 3 de septiembre de 2011

El primer cacheo

Hace unos días cachearon por primera vez a mi hija de cinco años. Volvíamos de unos días de vacaciones en Londres cuando un detector de metales del aeropuerto de Gatwick sonó al pasar y la registraron (eran los zapatos). A ella le extrañó esa súbita atención, pero no pareció afectarle nada. De hecho, cuando la policía se agachó delante suya y le indicó en inglés que levantara los brazos, la niña se acercó a la agente pensando que quería que le diese un abrazo. Al terminar le dijimos que se había portado muy bien, pero ella ya tenía la cabeza en otras cosas. No fue hasta un rato después cuando me puse a pensar a dónde habíamos llegado para que se considere normal cachear a una niña de cinco años.

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