sábado, 22 de julio de 2017

De psicodelia y ciencia ficción

Aprovechando que acaba de celebrarse en Avilés el festival Celsius de terror, fantasía y ciencia ficción, he pensado hacer una entrada uniendo dos de mis principales aficiones: la música y la ciencia ficción. ¿Y qué mejor forma que hablaros sobre el primer (y único) disco de rock que ha estado nominado a los premios Hugo (uno de lo más prestigiosos de la ciencia ficción, cuyos ganadores se deciden por votación popular)?
Debemos viajar en el espacio y el tiempo (es fácil, al fin y al cabo estamos hablando de ciencia ficción) hasta la California de 1970. Ésta era la base de Jefferson Airplane, grupo pionero del rock psicodélico y del que seguro que habéis escuchado, aun sin saberlo, alguno de sus dos mayores éxitos: Somebody to Love y White Rabbit, que han aparecido en bandas sonoras de numerosas películas y series de televisión.

Jefferson Airplane interpretando Somebody to Love en el Festival de Música Pop de Monterrey de 1967.


White Rabbit, mi preferida del grupo y una de mis canciones favoritas en general.

lunes, 26 de junio de 2017

La espada de Cheru

Hoy os traigo la traducción de la leyenda de la espada del dios Cheru, según aparece en Asgard and the gods; tales and traditions of our northern ancestors de Wilhelm Wägner, uno de los libros con los que me inicié en la mitología nórdica. Fue editado en 1886 y es de dominio público (pinchad en el título para ir a su página de Archive.org). Cheru o Heru era el dios de la guerra de los Cherusci o Queruscos, una de las tribus germánicas contemporáneas al Imperio Romano (que participó en la batalla del bosque de Teotoburgo, donde Roma perdió tres legiones). Cheru se identifica con el Tyr de la mitología nórdica.



La espada de Cheru se creó en la misteriosa forja de los enanos, cuyas exquisitas obras eran celebradas por dioses y hombres. Los hijos de Iwaldi, que habían hecho la lanza de Odín, y Sindri, que había forjado a Mjölnir, habían unido sus esfuerzos para crear la maravillosa arma que sostendría el destino de reyes y naciones.
Los celosos maestros de la forja habían trabajado duramente bajo tierra, donde Sokwabek se alzaba bajo la corriente del río, hasta terminar la reluciente espada, que fue entregada al poderoso dios Cheru.
La espada brillaba en la cima del santuario cada mañana al despuntar el alba, arrojando su luz, brillante como una llama, a gran distancia. Pero un día su lugar se encontró vacío y la sonrosada luz de la mañana se limitó a alumbrar el altar, ausente el dios.
Sacerdotes y nobles buscaron el consejo de la mujer sabia. Esta fue su indescifrable respuesta:
Las tres nornas (Pasado, Presente y Futuro)
hilando los destinos de hombres y dioses
a los pies de Yggdrasil, por L.B. Hansen
(via Wikimedia Commons).
"Las nornas vagan por los caminos de la noche; la luna ha escondido su rostro. Ellas tejen los hilos, fuertes y poderosos, de dioses y hombres, que nadie puede romper. Uno hacia el este, otro hacia el oeste y uno hacia el sur; el hilo negro hacia el norte. Ellas hablaron a Cheru: 'Ve, escoge al gobernante, al señor de la Tierra; dale la espada de dos filos para su propio dolor'. Él la tiene, él la sostiene en sus manos, pero llegará la hora en que el dios Cheru la recupere".
Extrañados ante la oscura profecía, los hombres suplicaron una explicación, pero la doncella de la torre guardó silencio. A partir de aquí es la historia quien nos muestra el trascurso de los acontecimientos y arroja la única luz posible sobre el acertijo.
Vitelio, el prefecto romano del Bajo Rin, cenaba pasada la medianoche en su casa en Colonia, disfrutando más de los placeres de la mesa que de toda la gloria y todas las coronas del mundo. Cuando le comunicaron que un desconocido, con importantes noticias de Germania, quería hablar con él, se levantó impaciente. Su deseo era despacharle lo antes posible, pero al entrar en la antesala se encontró en presencia de un hombre de apariencia tan distinguida que fue incapaz de tratarlo con descortesía. Lo hubiera tomado por uno de los inmortales de no ser porque su vida indulgente no hacía mucho que había destruido su fe en la religión de sus ancestros.
El desconocido le dio una espada de hermosa factura, diciendo:
—Toma este arma y guárdala con cuidado; úsala bien y te traerá la gloria y el imperio. ¡Ave César Augusto!

sábado, 6 de mayo de 2017

Las cuentas de Agesilao

Agesilao II fue rey de Esparta entre el 398 y el 358 a. C. Dicen que era valiente, honrado y un gran jefe militar; el estereotipo de espartano que nos suele venir a la cabeza, aunque probablemente con los abdominales menos marcados y tendencia a llevar a la guerra algo más de armadura que una triste capa. Podríamos decir que era muy espartano y mucho espartano. 
Supongo que ser el jefe militar de la polis hegemónica haría que fuera bastante seguro de sí mismo. O, dicho de otro modo, que iba un poco sobrado. Al menos eso debía pensar Plutarco cuando incluyó la siguiente anécdota en sus Vidas paralelas
Cuenta Plutarco que los aliados de Esparta estaban algo molestos con Agesilao por llevarlos a la guerra todos los años sólo para satisfacer su encono contra Tebas, y se quejaban de que les obligara a seguirlo de aquí para allá cuando ellos aportaban bastantes más soldados que los espartanos. Aquí no puedo menos que imaginarme a Agesilao alzando una ceja y diciendo algo así como "Conque esas tenemos, piltrafillas", que seguro que en griego antiguo y dicho por un rey espartano tiene que sonar impresionante.
Mandó entonces Agesilao que los aliados se sentaran en un lado y los espartanos a otro. Así agrupados las fuerzas parecían descompensadas en favor de los aliados. Entonces Agesilao ordenó que se levantaran todos los alfareros. Cuando estos estuvieron en pie mandó alzarse a los latoneros. A estos los siguieron carpinteros, albañiles, y demás oficios, hasta que casi todos los aliados estaban de pie mientras los espartanos permanecían sentados. Entonces se volvió hacia los jefes aliados, que a esas alturas debían de tener las orejas bastante rojas, y entre risas les dijo: “¿Veis con cuántos más soldados contribuimos nosotros?” 

Agesilao espera a otro gobernante (bastante menos campechano que él) echado en la hierba (fuente).

lunes, 17 de abril de 2017

El origen español del símbolo del dólar y otras curiosidades

Pocos símbolos hay tan populares como la $ que representa al dólar o al dinero en general. Menos conocido es que la S rayada tuvo su origen en una moneda española; el real de a ocho, peso o, como fue llamado en norteamérica, el Spanish dollar.


El real de a ocho o peso duro fue una moneda acuñada en plata, con valor de ocho reales (con ese nombre quién lo diría, ¿verdad?). Empezó su andadura en 1497 y poco a poco se convirtió en la primera moneda de uso mundial, empleándose para comerciar desde EEUU hasta China (posición que, curiosamente, ocupa en nuestros tiempos el dólar, cuyo nacimiento tuvo bastante que ver con el real de a ocho). Debido a su importancia era común que pagarés o letras de cambio se referenciaran a dicha moneda. Y de abreviar pesos fue de donde surgió la $. Empezó como una p, con una s de menor tamaño a modo de superíndice. Con el tiempo la s fue superponiéndose a la p, hasta llegar al símbolo que conocemos hoy en día.

Evolución del signo del dólar (autor: WikedKentaur).

Aunque solemos asociar el símbolo $ al dólar, su primera aparición fue en México, donde sigue en uso para abreviar al peso.

Real de a ocho de 1759 junto con su descendiente, un peso mexicano de 2005
(Fuentes: real de a ocho de Sgh y peso).
Hay otras hipótesis sobre la procedencia del símbolo del dólar. Mi favorita es la que afirma que surge al imitar la figura de las columnas de Hércules y la banda con la leyenda plus ultra que aparecía en el reverso de los reales de a 8 (ver la imagen de arriba a la izquierda).
También hay quien ve en él resultado de unir las siglas US, al escribir la U sobre la S. En su contra está que el símbolo $ ya se usaba antes de que existieran los Estados Unidos (a mí personalmente me suena a "vamos a buscar una explicación que no dependa de nadie de fuera"). También hay quien cree que la S rayada proviene del 8 de los reales de a ocho


Aunque originalmente sólo quería hablar del símbolo $, mientras me documentaba he descubierto algunos hechos curiosos sobre el real de a ocho y su relación con el dólar.
Como comentaba al inicio, el real de a ocho era una moneda de uso mundial. Fue muy empleada, por ejemplo, en el comercio con China, ya que este país sólo admitía el pago en plata. Siendo así, no es extraño que fuera común en norteamérica cuando aún era colonia británica. Al comenzar la revolución, las trece colonias que luego formarían EEUU emitieron papel moneda respaldado por reales de ocho o Spanish dollars.
La palabra dólar viene de otra de las monedas de plata que se usaban en la época, el thaler de Bohemia (tálero en español). En norteamérica se conocía por su nombre holandés, daler, que acabó convertido en dollar. Cuando los EEUU consiguieron su independencia tomaron el real de a ocho como referencia para crear su moneda. Dólar y Spanish dollar coexistieron hasta 1857, en el que se eliminó el uso de monedas extranjeras en EEUU. Aún así la herencia del real de ocho siguió viva en la bolsa, donde las acciones se negociaron por octavos de dólar hasta 1997.
Y una última curiosidad: de peso duro, como también era conocido el real de a ocho, viene el popular duro (cinco pesetas), que tanto se usaba en España antes de la llegada del euro.

Moneda de 100 pesetas de 1999. O, popularmente, de veinte duros. Notad como todavía se conservan las columnas de Hércules con la banda que ya aparecían en los reales de a ocho (autor Serg!o).

 

Fuentes:

Páginas de Wikipedia del Real de a ocho, dollar y Spanish dollar.

domingo, 26 de marzo de 2017

El día en que Oso Erguido se convirtió en persona

La historia de las tribus indias de Norteamérica es una triste lista de derrotas y claudicaciones. Entre sus escasas victorias destaca una que no tuvo lugar en las praderas, sino ante una corte de justicia. Es la historia de como a Oso Erguido, jefe de los poncas, se le reconoció ser una persona.

Jefe Oso Erguido, de la tribu Ponca (fuente).

Los poncas


La tribu Ponca tenía su territorio en la actual Nebraska, donde el río Niobrara desemboca en el Missouri. Eran tierras fértiles, donde los poncas cultivaban maíz, hortalizas y árboles frutales.
A mediados del siglo XIX la tribu Ponca contaba unos ochocientos miembros, y ya había firmado tres tratados con los recién creados EEUU. En el último, firmado en 1858, los poncas cedían parte de sus tierras a cambio de que se les reconociera una reserva permanente junto al río Niobrara. El gobierno también se comprometía a proteger a los poncas de las incursiones de sus vecinos, además de a facilitarles una serie de recursos para ayudar a su desarrollo.

Recreación de una aldea Ponca para una producción televisiva de 1988 (fuente).
La ayuda prometida nunca llegó, y aunque la reubicación de parte de la tribu resultó bastante más dura de lo que habían supuesto, a finales de los años sesenta los poncas podían mirar al futuro con cierto optimismo.
Pero en 1868 los EEUU firman un tratado de paz con los sioux. Por error, entre los terrenos que se les adjudicaron se encontraban las tierras de los poncas. Esto se convirtió en una pesadilla para la tribu, que empezó a ser acosada por jóvenes sioux, que robaban sus caballos como pago por dejarles vivir en sus tierras.
Las continuas quejas de los poncas fueron ignoradas por el gobierno que se había comprometido a protegerlos. Sólo al cabo del tiempo accedió a concederles una pequeña indemnización a cambio de las pérdidas sufridas. Pero esto sólo fue un pequeño alivio antes del golpe definitivo.


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